Julio Cortázar vuelve a ser homenajeado en formato cine. Mentiras piadosas (2008) es una versión libre del cuento La salud de los enfermos, integrado en el libro Todos los fuegos el fuego.
Tras la falta del paradero de Pablo (Walter Quiróz), músico de Jazz (profesión cambiada en esta versión a modo de tributo al escritor) que viaja París (destino cambiado por lo mismo) a tocar, la familia decide mentirle a su madre enferma (Marilú Marini) sobre este problema, por lo que trata de encontrarle la vuelta para mantener este piadoso engaño.
La complicidad de los parientes, sumada a la de la novia (Verónica Pelaccini), personaje creado para este film, empieza a ser la base de un nuevo problema que, entre otras cosas, traen cambios económicos para sostener esta falsa realidad.
El problema del film es que hace desear la existencia de cierto humor que haría más ameno el relato, más aún porque las mentiras se parecen a enredos de comedia. Y la prueba de que esto le sería a útil es en la secuencia donde la familia intenta tomar fotografías para Pablo mientras su madre está en la habitación. Más allá de eso, la película es recomendable, más aún para seguidores de Cortázar.
El tema de las mentiras piadosas está bien tratado, se ve que hay ingenio para sostener esa reiterada idea, algo difícil de hacer a la hora de escribir un guión.
Diego Sabanés hace un buen debut en algo difícil de realizar, extender un cuento a un largometraje de dos horas.Julio Cortázar vuelve a ser homenajeado en formato cine. Mentiras piadosas (2008) es una versión libre del cuento La salud de los enfermos, integrado en el libro Todos los fuegos el fuego.
Tras la falta del paradero de Pablo (Walter Quiróz), músico de Jazz (profesión cambiada en esta versión a modo de tributo al escritor) que viaja París (destino cambiado por lo mismo) a tocar, la familia decide mentirle a su madre enferma (Marilú Marini) sobre este problema, por lo que trata de encontrarle la vuelta para mantener este piadoso engaño.
La complicidad de los parientes, sumada a la de la novia (Verónica Pelaccini), personaje creado para este film, empieza a ser la base de un nuevo problema que, entre otras cosas, traen cambios económicos para sostener esta falsa realidad.
El problema del film es que hace desear la existencia de cierto humor que haría más ameno el relato, más aún porque las mentiras se parecen a enredos de comedia. Y la prueba de que esto le sería a útil es en la secuencia donde la familia intenta tomar fotografías para Pablo mientras su madre está en la habitación. Más allá de eso, la película es recomendable, más aún para seguidores de Cortázar.
El tema de las mentiras piadosas está bien tratado, se ve que hay ingenio para sostener esa reiterada idea, algo difícil de hacer a la hora de escribir un guión.
Diego Sabanés hace un buen debut en algo difícil de realizar, extender un cuento a un largometraje de dos horas.
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