Todos los Jueves, con material renovado.

CINETICO dejará de salir por un tiempo...

... que depende del tiempo que me demandará recuperarme de la operación. Por favor, disculpen las molestias.



Goles de Messi, Porno, Comunismo, motores de Ford, estafa piramidal, Clarín miente, Rajoy en España, tsumamis y maremotos, la vida secreta del Papa, las relaciones con mi novia, Magic Johnson, Lady Gaga, Google +, Adobe CS5, ley SOPA y PIPA, tentaciones, Moscato y pizza, tendinitis, tengo sueño, poesía suburbana, morbo, Los Juegos Del Hambre (The Hunger Games), Chespirito, www.amazon.com, Ciccone, Adele son algunos de los temas que no encontrarán acá
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jueves, 27 de agosto de 2009

Otro más que opina sobre los adelantos de Avatar

Lo ideal para ver algo con gran expectativa es matar todas las que tengas, o en lo posible la mayoría, para vivir el momento como si no se tuviera información alguna sobre lo que se testimoniará. Claro que es difícil, utópico.

Avatar (2009) de a poco va a acrecentando su fama, desde que se anunció su gestación con el que James Cameron regresara al cine tras el mega-mega-gran suceso de Titanic (Titanic, 1997) hasta los días después del primer estreno, el 18 de Diciembre en Estados Unidos.

Se sabe que este realizador canadiense (no es norteamericano como se cree) se caracteriza en crear muy buenas situaciones a sus películas por encima de personaje, diálogos e historias, lo que no quita que lo haga malos o regulares productos. Y según lo demostrado en la película que lo convertiría en “el rey del mundo” como en su documental Aliens of the deep (2005), perdón pero no recuerdo el título que le dieron en Argentina, es muy obsesivo porque vive buscando que las ideas de su cabeza salgan fielmente a la realidad.

Aquellos que amamos al cine, y cuando digo “cine” me refiero a toda clase de cine, sabemos la seriedad con que él hace sus films. El no hace dramas al estilo Francois Truffaut, lo sabe y no se preocupa por eso, sino que su preocupación va por otro género y otras historias. ¿Acaso Hitchcock no hacia películas “comerciales” y/o “pasatistas”? ¿Y Kubrick, Ford o, mucho más atrás, Melies?

Cameron se dispone a mostrar su visión y para eso necesita servirse de los efectos, útiles ahora más que nunca para exhibir realismo necesario. Necesita una armar revolución tecnológica para eso, una parecida a la dada a las criaturas de El abismo (The abyss, 1989) y que mejoró pensando en el T-1000 de Terminator 2: Juicio Final (Terminator 2: Judgement Day, 1991). Y que gracias a esto, sirvió para los dinosaurios de Spielberg en adelante.

Ahora, ese elemento surgido con defectos en Final Fantasy (Final Fantasy: The spirits whithin, 2001) es perfeccionado, perfecto realmente, según se ve en los 15 minutos de adelanto de su última obra o en su tráiler.

La animación de todas las criaturas como de los paisajes es perfecta. Tienen una calidad impresionante, digna de un gran pintor cuando logra deslumbrar ojos ajenos. Encima, según se ve en cada segundo de lo mostrado, Cameron como director logra darle poesía, belleza visual. Para muestra de eso basta con ver cuando la “extraterrestre femenina”, la Avatar, salta en cámara lenta tapando imperfectamente a una especie de sol, ubicado en el fondo, por fracciones de segundo”.

Entiendo que el 3D con el que se va a presentar en muchas salas del mundo es para vencer a la piratería, pero le juega en contra porque, junto al subtitulado (¡¡Qué buena idea es de usar la misma tipografía usada en el titulo y posters!!), distrae mucho de la idea de ver lo que hay dentro del encuadre.

Cameron debe estar contento con el resultado. Por lo que leí por ahí es que parece ser la película más cara de la historia mundial. Tercera vez que el cineasta que usa azul en la mayoría de sus films hace esto y que pretende seguir invicto de esta racha.

Avatar será una celebración para los ojos, más allá si su guión sea bueno o no. La idea que tengo, pensada por mi autodidactismo cinéfilo, es que no importa si Superman salva al mundo sino cómo lo hace. Me parece que, ya por lo visto, sé que pasara por el final de la película, pero, como le tengo fe, trato de sacarme la expectativa que tengo hasta ese instante que presencia una exhibición. Si siento el corazón en la garganta como con Parque Jurásico (Jurassic Park, 199), o si no puedo caminar como con Batman regresa (Batman Returns, 1992), o me quedo hipnotizado como con El eclipse (L’ecclise, 1962), de Antonioni, le estaré agradecido de por vida.

Cameron nos invita, quizás sin hacerse la comparación, a llevarnos a una tierra como aquella de El Mago de Oz (The Wizard of Oz, 1939), acompañado por un nuevo sistema de tercera dimensión que el mismo ideó y supervisó. El tiempo dirá que tan y cómo será recordada esta nueva aventura.

Revolución tecnológica habrá. Cameron no pretende dar el vuelco en cuanto a los personajes o a una estructura narrativa, si quieren de esta ultima vean ya la obra maestra Vals con Bashir (Vals im Bashir, 2008). Por mi parte, estoy dudando si la veo en 3D o no. Me parece que primero experimento con el sistema común.

¡Ah! Y al crítico de cine del diario Clarín, Diego Lerer, que dijo que la animación se parece a un video juego de Play Station ¿No vio los detalles de los ojos de los personajes creados por computadora? ¿No observó que hasta tenía movimiento real como si fueran de personas de carne y hueso? ¿No notó este y otros detalles? ¿Jugó alguna vez en esa consola de juegos? ¿Sabrá que esa calidad de imagen no existe para dicho formato?

Crítica a film argentino: La asamblea, de Galel Maidana

Galel Maidana debuta en los largometrajes con un documental sobre el área artística del Hospital Neuropsiquiátrico José T. Borda, área que se preocupa conectar a los internados en expresiones artísticas de diferentes índoles.

Un acierto es para Maidana emplear una cámara en mano desprolija sobre colores en blanco y negro para ilustrar las escenas, le da una muy buena estética. Lástima que cada escena que pasa no aporta nada nuevo a la historia, muchos momentos donde los internados leen en voz alta (que parece discriminatorias porque los muestran hablando con mala dicción), otros donde cantan (solo una vez pisa una tonada a una imagen ajena) y, como el punto de vista para documentar es de cámara intrusa en las situaciones, no busca quedarse con la historia de algún/os interno/s en especial.

Pasamos de una escena a otra como si nada y dependemos de que alguien diga algo interesante. También se debe esperar, en caso de que no se sepa algo previamente a ver el film, que están preparándose para una historia.

Es como si no hubiera un guion ni un montaje pre establecido, algo que Parador Retiro (2008), por ejemplo, logra en todo momento usando el mismo formato.

Esperamos igual la segunda.

Grandes Presentaciones: Scream 2

Scream, vigila quien llama (Scream, 1996) revoluciona el cine, no solo el de terror, principalmente por usar homenajes y parodias de otras peliculas de ese género de culto.
Tan grande fue el éxito que provocó las cintas de historias de asesinos o monstruos fueran redituables en taquilla, atrayendo al cine principalmente al público joven que solía verlas en video. Obviamente, a raíz de su merecida fama, salieron las "copias".
La segunda entrega hace incapie en referirse a las segundas partes, mejores o peores, de películas ya clásicas y tiene un muy buen comienzo que ocurre en una sala cinematográfica donde el público, en su gran mayoría caracterizado como el asesino, presencia una función de un film sobre los hechos que pasaron en la primera parte.
El por qué de los disfrazados se debe a que cuando se estrena La guerra de las galaxias: Episodio 1 - La amenaza fantasma (Star wars: Episodio 1 - The Phantom menace, 1999) los fanáticos iban de esa manera, y con ese comportamiento, a verla.
Ya se confirmo la cuarta de esta saga que mezclaba miedo con humor. Ahora que ese estilo de películas no funciona más económicamente, ¿mantendrá el estilo?

Esperando a Avatar: La llegada del tren a la estación

La idea de esta nueva sección es mostrar iconos del cine que generaron revolucion en el séptimo arte.
En esta ocasión pasamos este corto documental de los Hermanos Lumiere, inventores del cinematografo, que formaba parte de la primera proyeccion de la historia, en 1895.
Si ver una secuencia continua de fotos sobre una pantalla era algo totalmente diferente, ver a este medio de transporte sobre rieles acercarse a cámara provocaba un gran susto, se pensaba en ese momento que iba a salir hacia la pantalla.