Revolución absoluta, pero esta vez desde el punto de vista analítico. La Nouvelle Vague (nueva ola, en francés), ese movimiento compuesto por críticos de la revista "Cahiers du Cinema" con otra mirada, resulta a ser para el mundo de los creadores de películas como el equivalente al Actor`s Studio para los actores.
Inspirados en directores, en su mayoría, de Hollywood impusieron la idea de la tarea del director de cine como cerebro de la obra, el que impone su estilo.
Pero esta la idea la pusieron en práctica, Los cuatrocientos golpes (Les quatre cents coups, 1959), Francois Truffaut, es la primera de las películas dirigidas por estos periodistas cinéfilos, cuya lista también se destaca Sin aliento (A bout des soufflé, 1960) de Jean Luc Godard.
Una verdadera obra maestra que el tiempo no le permitió envejecer.
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