Las biografías, por lo general, se realizan movilizadas por cierta admiración hacia la personalidad a contar, se esté o no de acuerdo con lo que este personaje haya hecho. Esto se hace más noble cuando se hace un testimonial sobre alguien no muy conocido. El Torcán (2008), cantor al revés, trata sobre el tanguero Luis Cardei, de cómo empezó vida siendo hemofílico, lo que le produjo grandes problemas físicos, hasta su muerte, en el año 2000 a los 55 años.
Oski Guzmán, actor de teatro pero más conocido por la serie Hermanos y Detectives (2006), es quien le pone piel a Cardei en un desafío ideal para sacarse de un lugar inventado por la gente que no conoce muy bien sus trabajo. Su esfuerzo lo consigue por modificar su forma de caminar y moverse, saca a relucir muy bien su capacidad actoral. Es sin dudas, lo mejor de la película.
Y no digo que es lo mejor porque, en sí, es floja la película, concentrándose a sus problemas de salud y canciones (muchas que se notan que Guzmán canta sobre el audio de Cardei), en lugar de preferir por otras cosas o por agilizar la historia con momentos que podrían ser eliminados o resumidos o propiciarle cierto modo de contar original.
Al principio muestra pasos de comedia, aunque podrían estar mejor contados, ser más claros, como cuando el padre de Luis (buena labor de Martín Policastro) ve en papel, pegado a una pared de la casa, sobre unos contrincantes de una futura pelea. Pero avanzados los minutos, cae en el drama y en ciertas repeticiones.
Otros puntos a favor, la voz en off de Guzmán quien le da un tono muy ameno, pocas veces oído, a la historia y la actuación de verdadero hijo de Cardei haciendo de sí mismo, muestra clara de homenaje al cantante. Puntos que, si bien no levantan la historia, vale la pena mencionarlos porque son ideas que no dependen de cierto presupuesto que se cuenta.
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