El danés Carl Theodor Dreyer realizó la primera versión, y más conocida, sobre la historia de esta francesa que recibe el mensaje de Dios para que libere a Francia y cuyo final, por ser acusada de herejía, termina carbonizada en la hoguera.
La película muda de 1928 usa al primer plano, esos encuadres solo de cara, para darle más dramatismo para la escena del castigo. Al usar muchas de estas tomas en el montaje final, el director cumplía con su cometido y como premio es recordado por siempre, como esa imagen de la actriz francesa Maria Falconetti (que muere en 1946 en Buenos Aires) que para muchos es la mejor interprete invidual.
Lo que la cámara no delata, y esto es a favor de la película, es que ningún actor usa maquillaje, algo muy necesario para esas obras a fin de dar mayor expresividad a los rostros de las interpretes.
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