Todos los Jueves, con material renovado.

CINETICO dejará de salir por un tiempo...

... que depende del tiempo que me demandará recuperarme de la operación. Por favor, disculpen las molestias.



Goles de Messi, Porno, Comunismo, motores de Ford, estafa piramidal, Clarín miente, Rajoy en España, tsumamis y maremotos, la vida secreta del Papa, las relaciones con mi novia, Magic Johnson, Lady Gaga, Google +, Adobe CS5, ley SOPA y PIPA, tentaciones, Moscato y pizza, tendinitis, tengo sueño, poesía suburbana, morbo, Los Juegos Del Hambre (The Hunger Games), Chespirito, www.amazon.com, Ciccone, Adele son algunos de los temas que no encontrarán acá

jueves, 2 de julio de 2009

Crítica a una proyección argentina

Podría hacer como de costumbre un informe interesante, o algo más interesante que esto por lo menos, en lugar de este escrito pretencioso.

Todo empezó cuando fui al Malba, un museo de arte privado ubicado en uno de los barrios más selectos de la ciudad de Buenos Aires, quizás el más.

En ese lugar donde se exhiben las obras de arte adquiridas para su colección por el millonario Eduardo Constantini, gesto noble de él en mostrarlo, también se sitúa una sala cinematográfica (no voy a describir por qué no me parece apta para tal fin) conocida por tener estrenos que no conseguirían lugar de exhibición alguno como ciclos de retrospectiva.

A uno de estos últimos, cuya temática es “Los amigos del mal”, acudí para ver una que, de niño, me había quedado con ganas. Se trata de Muchacho lobo (Teen Wolf, 1985), protagonizada por mi actor favorito Michael J. Fox (por él me peino como me peino).

Por esta comedia “estudiantina” sobre un perdedor que en una noche de luna llena descubre que, por culpa de los genes paternos, es un hombre lobo (quizás hubiera preferido menstruar) pago con placer la entrada, cuya tasación era igual al estreno que había visto horas antes.

Pero este tipeo no es para señalar el precio del boleto sino por la actitud de querer exhibirla, o, en otras palabras, el error de pasarla.

Cuando uno piensa mostrar una película en fílmico, o piensa alquilar a clientes un videocassette, debe ver el estado del material, las condiciones que tiene cuando son usados. Se debe evitar que el material a mostrar se vea con manchas de color (por hongos de humedad), rayaduras verticales en cantidad, pésimo sonido o fotogramas faltantes (sin mencionar que la pantalla ancha se había convertido en cuadrada).

Que Fox se haya levantado del piso en fracción de segundo me obligó a hacerlo mismo y de la misma manera con mi butaca para ir indignado a la boletería a pedir el libro de quejas, sin ver más de cinco minutos del largometraje.

¿Habrá sido solo en esa película?

La verdad que no lo sé, pero sí sé que el ciclo, tan abarcativo que contaba con Fahrenheit 451 (Fahrenheit 451, 1966) y Desaparecido en Acción (Missing in action, 1985) entre la programación, podía prescindir de este título si es que no contaba con copia en estado aceptable.

¿Pero saben por qué comento esto? ¿Por qué uso este espacio? No por el hecho de quejarme, o porque no respondieron mi escrito que había sido advertido como de crítica constructiva, sino que si estos críticos de cine que son los programadores, Agustín Masaedo y Pablo Marín, dejaron pasar este error, ¿Quienes son para comentar sobre los defectos del primer trabajo de gente que recién empieza?

Espero que estos dos periodistas de cine tomen esto como una crítica constructiva, algo para mejorar en cuanto a lo notado por una persona que también se equivoca. Algo así como lo que busco observar cuando publicó mis reseñas y que cuando tengan una segunda oportunidad lo corrijan. Y sí son, o se convierten en esos que “matan” primeros trabajos, espero que sean cautos, más aún cuando debutan con pocos recursos.

Invito, de paso, a quién quiera criticar estas líneas u otras que hago me mande un mail a cineticomail@gmail.com.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.