Todos los Jueves, con material renovado.

CINETICO dejará de salir por un tiempo...

... que depende del tiempo que me demandará recuperarme de la operación. Por favor, disculpen las molestias.



Goles de Messi, Porno, Comunismo, motores de Ford, estafa piramidal, Clarín miente, Rajoy en España, tsumamis y maremotos, la vida secreta del Papa, las relaciones con mi novia, Magic Johnson, Lady Gaga, Google +, Adobe CS5, ley SOPA y PIPA, tentaciones, Moscato y pizza, tendinitis, tengo sueño, poesía suburbana, morbo, Los Juegos Del Hambre (The Hunger Games), Chespirito, www.amazon.com, Ciccone, Adele son algunos de los temas que no encontrarán acá

jueves, 30 de julio de 2009

Crítica a film argentino: El artista, de Mariano Cohn y Gastón Duprat

Cuesta hacer una crítica, aunque no lo parezca, por lo menos en mi lugar. Aparte de cómo decir las cosas para ser entendidas, uno también corre el riesgo de parecer “sin claro fundamento”, “perjuicioso”, “equivocado”, “ignorante” y hasta “idiota”.

Hacer o decir una crítica, por más constructiva y/o reflexiva que sea, es como una obra de arte, de cualquier arte. Más aún si lo que vamos a hablar se refiere a algo paradójico, como esta película.

El artista (2008), la segunda película de la más importante dupla creativa que dio la televisión argentina en años (Cohn-Duprat), habla del mundo que rodea una determinada industria del arte, en este caso la de las galerías de arte.

Usando como excusa el argumento del enfermero de un geriátrico que roba los dibujos de un anciano que vive allí, para presentarlo como suyos, cual robo de identidad, se muestran los vicios y virtudes relacionadas con el mundo artístico, como el “snobismo”, el desconocimiento, la organización, el mercado, etc.

La denuncia en lo que se cuenta se lo puede tomar como humor irónico en un hábil guión de mariano Cohn que posee diálogos muy inteligentes, como el del Iphone, y que no repite elementos vistos en otros films de temáticas parecidas.

Lo escrito se complementa con lo filmado, o lo cómo filmado, cuya tomas fijas, estáticas, cada una de ellas, juegan a ser una pintura, usando elementos como luces y sombras, posición de movimientos y tipos de encuadres, como ubicación de las puertas marcando lo que se llama limites internos del encuadre.

Estos encuadres podrían ser mejores, porque no usa cámara baja ni alta como tomas en picada (apuntando hacia abajo) o cenital (hacia arriba), y haber jugado un poco más con la iluminación, pero contiene muy buenas intenciones de no mostrar ningún cuadro del artista, ni los realizados ni los que va haciendo, de permitir la inclusión de elementos fuera de lo registrado por la cámara o que la posición de esta se encuentre en el lugar de la pintura.

La falta de estudio y experiencia actoral de Sergio Pángaro, músico de profesión, y Alberto Laiseca, escritor, le juegan muy favor y ayudan al largometraje en poseer cierta identidad.

Puede aburrir la obra por algunos pequeños momentos que no aportan nada, como en una introducción que podría ser más ágil, o por no poseer cierta sorpresa, causado por la edición que siempre juega al corte directo hacia otra escena, y puede ser “cerrado” para algunas personas ajenas a este mundillo, pero el tiempo, sobre todo gracias a la difusión en medios televisivos, creo yo, le dará más valor, más recuerdo, entre los que gustan del cine por su personalidad, quizás hasta darle la etiqueta de “Clásico”.

Una muy buena recuperación tras el flojísimo documental Yo, Presidente (2006). Un futuro entusiasta para estos creativos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.