Todos los Jueves, con material renovado.

CINETICO dejará de salir por un tiempo...

... que depende del tiempo que me demandará recuperarme de la operación. Por favor, disculpen las molestias.



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jueves, 30 de abril de 2009

El Plano Secuencia, un desafío

Es una larga toma, sin duración mínima determinada, donde se usa más de una clase de planos. Por lo general, consiste en una coreografía ajustada y muy ensayada de varios elementos (actores, luces, efectos especiales, etc) usados en un tiempo y espacio determinados.  Su buen uso resalta al director, junto a su equipo técnico, de entre sus pares ante la mirada de críticos y estudiosos de este arte. En cambio, el elenco puede sentirse cómodo por una actuación parecida al teatro o incomodo por las muchas marcaciones como repeticiones de tomas que se hacen para lograr la perfección o resultado satisfactorio.

Se hizo muy popular en la opera prima de Orson Welles, El ciudadano (Citizen Kane, 1941), pero este director lo emplea para la presentación de Sed de mal (Touch of evil, 1958) de manera grandiosa, pues aún es la mejor realizada por el uso de los elementos de imagen y sonido. Welles siempre se lamentó que los productores hayan decidido incluir la sobreimpresión los créditos del film. Los años hicieron que se pueda ver la secuencia tal como la quería el cineasta.

Antes de Sed de mal, Alfred Hitchcock, otro genio, filmó La soga (Rope, 1948) con 5 planos secuencias unidos por cortes simulados. Estos cortes se debieron hacer obligadamente para poder cambiar los rollos de material fílmico, pero el maestro del suspenso admitió su deseo de haber contado con mejores y más livianas cámaras para realizar mejores tomas y ritmo. Seguro que le venía bien el Steadycam, soporte para que la cámara pretenda flotación en su traslado, utilizado por primera vez en El resplandor (The shining, 1980), de Kubrick.

Con el surgimiento del movimiento francés “Nouvelle Vague”, compuesto por analíticos críticos de cine devenidos en realizadores, el plano secuencia serviría, aparte de tensión narrativa, para homenajear a sus directores predilectos. Que la toma se haga con cámara en mano o colocada sobre un trípode inmóvil es la innovación impuesta,  que terminó siendo útil para el cine independiente norteamericano.

De los setenta en adelante, se usa esta herramienta en mayor o menor de importancia como de impacto. Brian de Palma, quien usa todos los recursos que ofrece el cine, se resalta en Ojos de serpiente (Snakes eyes, 1998), al filmar la introducción en un plano secuencia con cuatro cortes ocultos (La cantidad de cortes es igual a La soga adrede para homenajear a su director favorito). Altman presenta a sus personajes registrándolos con la larga toma. Todas las escenas de Niños del hombre (Children of men, 2006), de Cuarón, pertenecen a algún plano secuencia. El ruso Sokurov realiza el más largo de todos, de más de noventa minutos, para El arca rusa (Russkiy kovcheg. 2002). Y la lista sigue.

Hasta acá podríamos determinar su utilidad para dar tensión narrativa, pero no es así. También sirve para describir lugares o elementos, como en La ventana indiscreta (The rear window, 1954), de Hitchcock, o el comienzo de Volver al futuro (Back to the future, 1985), o el final de Sentencia previa (Minority report, 2002). Y Woody Allen suele hacer paneo de cámara fija acompañado por un zoom, por lo general desprolijo, hacia adentro, hacia los personajes, para mostrar el nuevo escenario y ubicando geográficamente a los actores en el mismo.




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