Un gran director es aquel que influye, tiene un estilo definido y hace muy buenas películas. Es digno de seguir sus obras, hasta con fanatismo incluso, y merece ser visto en cualquier oportunidad tanto por espectadores y críticos. Pero aunque parezca imposible, hay casos de ignorados mientras que otros, irregulares, si son tenidos en cuenta. He aquí un intento de justicia con algunos de estos cineastas:
Penny Marshall: Actriz devenida en directora y hermana del director de Mujer Bonita (Pretty woman, 1990), Garry. Su última película fue la comedia dramática Los Chicos de mi vida (Riding in cars with boys, 2001), protagonizada por Drew Barrymore, pero en sus grandes logros figuran Un equipo muy especial (A league of their own, 1992), Despertares (Awakenings, 1990) y, la ya clásica, Quisiera ser grande (Big, 1988). Es muy buena directora para encarar la comedia, el drama o ambos al preocuparse por mostrar los sentimientos de las personas, quizás por su mirada de mujer.
Stephen Daldry: El inglés con muy pocas películas en su haber, van tres, y por todas ellas ha tenido muy buena repercusión a nivel mundial y una nominación al Oscar por cada una. Con comienzos en el teatro, su última película, la aclamada El lector (The reader, 2008), es, sin dudas, una de las nuevas promesas del cine en los últimos años. ¿Podrá algún día salir de ese inexplicable lugar? ¿Será con The amazing Adventures de Kavalier & Clay? ¿O con la nueva versión de Mi bella dama (My fair Lady, 1964)?
George Miller: Este australiano ha realizado muy pocas películas, todas muy conocidas y de diferentes géneros. Debutó con Mad Max (Mad Max, 1979) y su última película es, por ahora, Happy Feet, el pingüino (Happy Feet, 2006). Hace tiempo que amaga con realizar la cuarta parte de Mad Max (se nombraba a Heath Ledger en el reparto) y aún no se sabe si se hará cargo de la versión del esperado comic Liga de la Justicia (League of Justice). En sus películas muestra al personaje principal como un raro en la sociedad donde vive, hasta con problemas de discriminación. Esto se puede observar también en Un milagro para Lorenzo (Lorenzo`s oil, 1992) como en Babe, el chanchito valiente (Babe, 1995) y su secuela (en la primera fue guionista y productor y en las segundas también se animó a dirigir). Gracias a Dios este George Miller no es el culpable de La historia sin fin 2 (The neverending story 2: the next chapter, 1990).
Peter Weir: Como Miller, es australiano. Si bien es el más conocido de la lista sigue sin tener su lugar merecido. Su excelente dirección de actores es vista, y con creces, cada vez que dirige a algún actor de otro genero en un drama. Esto le pasó a Robin Willliams en La Sociedad de los Poetas Muertos (Dead Poets Society, 1989), a Harrison Ford en Testigo en Peligro (Witness, 1985) y La Costa Mosquito (The Mosquito Coast, 1986) y a Jim Carrey con The Truman Show (The Truman Show, 1998). Los personajes principales son extraños en el lugar dónde se encuentran. Esto tambien se demuestra en otras películas como el telefilm El plomero (The pumbler, 1979) y la romántica Matrimonio por conveniencia (The green card, 1990). Esperemos que con su nueva película, The way back, logre alzarse con un Oscar, algo que se le negó en seis ocasiones.
Aún hay más de estos directores. Prometemos seguir nombrandolos.
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