Galel Maidana debuta en los largometrajes con un documental sobre el área artística del Hospital Neuropsiquiátrico José T. Borda, área que se preocupa conectar a los internados en expresiones artísticas de diferentes índoles.
Un acierto es para Maidana emplear una cámara en mano desprolija sobre colores en blanco y negro para ilustrar las escenas, le da una muy buena estética. Lástima que cada escena que pasa no aporta nada nuevo a la historia, muchos momentos donde los internados leen en voz alta (que parece discriminatorias porque los muestran hablando con mala dicción), otros donde cantan (solo una vez pisa una tonada a una imagen ajena) y, como el punto de vista para documentar es de cámara intrusa en las situaciones, no busca quedarse con la historia de algún/os interno/s en especial.
Pasamos de una escena a otra como si nada y dependemos de que alguien diga algo interesante. También se debe esperar, en caso de que no se sepa algo previamente a ver el film, que están preparándose para una historia.
Es como si no hubiera un guion ni un montaje pre establecido, algo que Parador Retiro (2008), por ejemplo, logra en todo momento usando el mismo formato.
Esperamos igual la segunda.
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