Se le dice “trata de blancas” al secuestro de mujeres, en su mayoría jóvenes, para obligarlas, esclavizarlas, a trabajar como prostitutas. Este tema está siendo muy mediático en los últimos años y, como todo tema difundido en, sobretodo, televisión, llega a la pantalla grande.
La mosca en la ceniza (2009) es la segunda de Gabriela David, tras Taxi, un encuentro (2000), y retrata a dos amigas muy unidas un pueblo del interior que consiguen un trabajo en la capital. Llegadas a esta cosmopolita ciudad, son llevadas a una casa y, allí, descubren el engaño: están obligadas a la mencionada labor.
David realiza una película oscura, como el tema lo amerita, ayudada por rubros técnicos que ponen en clima, como el de sonido que hace oír al espectador un ruido raro, como si uno estuviera en una cueva, para describir aún más, auditivamente, al salón de citas. Claro que también hay excelentes actuaciones del reparto, sobretodo de Luis Machín y Cecilia Rossetto, en un film que depende de los intérpretes.
Pero las intenciones quiebran por problemas de guión, se cuentan cosas muy largas al principio y, luego, otras que, por más que sean muy buenas ideas (como la presentación del personaje de Machín, un camarero sin dientes) no aportan a acelerar el relato. También no hay un buen trabajo de cámaras, pues no da un cierto movimiento que daría un marcado ritmo de suspenso y que mejoraría lo que se cuenta.
Igual, La mosca en la ceniza es una buena recomendación por sus puntos a favor como por su temática, mostrada en hechos y palabras. Por mi parte, pienso, si en las dos películas David muestra cierta solidez para describir personajes masculinos, ¿Hará alguna con protagonistas hombres?
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