Critica: Vivir al límite, de Kathryn Bigelow

A las mujeres cineastas prontamente se las relaciona con géneros como el drama o la comedia, siendo "muy" minoría en muchísimas industrias alrededor del mundo. Hay una que hace años viene filmando tratando de hacer otro cine, escapándose de ciertos convencionalismos del género femenino. Esa directora es Kathryn Bigelow, la única, hasta ahora, que puede dirigir una película de acción.

Bigelow, conocida por algunos como la ex esposa de James Cameron (hoy en día se llevan muy bien), es una respectada profesional que a los cinéfilos nos dio muy buenos films como Punto límite (Point break, 1991), la de los surfistas que roban con máscaras de presidentes norteamericanos, y Días extraños (Strange Days,1995), futurista sobre el año 2000.

Es ahora donde esta directora, cuya particularidad es mostrar momentos intimistas que une a personajes por más oposición haya entre estos, tiene su momento de merecido reconocimiento por Vivir al límite (The hurt locker, 2008), una película independiente que se estrenó en el Festival de Venecia del 2008 para conseguir algunas salas en Estados Unidos durante el año pasado y ser la gran ganadora de premios y gran candidata a llevarse el Oscar.

Ubicada en el actual Irak, muestra a un grupo de soldados norteamericanos dedicados a encontrar y desarmar bombas en la hostil Bagdad dejadas por los rebeldes iraquíes. Por la muerte de uno de ellos, llega el Sargento James, experto en su trabajo. Con el correr de las misiones, este personaje va mostrando formas atípicas en su labor, como sacarse el traje de protección, lo que genera conflictos con sus pares.

Esta característica de James (interpretado por Jeremy Renner, nominado al Oscar), la adicción que tiene al riesgo, es algo raro de ver en historias. Algo que sienta precedente en el asesino interpretado por Kevin Costner en de Mr. Brooks (Mr. Brooks, 2007), que tiene que matar porque es su droga.

Sobre muchos planos con cámara en mano y descuidados zooms predeterminados que ofrece la cinta. Un fuera de foco no le juega en contra, marcando nerviosismo. Vivir al límite ofrece momentos de puro tensión, algunos se asemejan a un western; otros hacen pensar que estamos frente a un nuevo estilo de cine bélico, el psicológico, donde la acción o la batalla no pasa por continuos tiros sino que por la espera y/o las decisiones.

Hay un momento que sin recurrir a efectos especiales por computadora (la película los tiene y con utilidad) el espectador se impacta al notar los ojos rojos de uno de sus protagonistas apuntando al enemigo o bien al ver que una mosca se posa sobre un parpado (¿¡Cómo lo habrán hecho!?), algo que tiene que ver con un cierto naturalismo de las imágenes que viene mostrando, como el pequeño tornado sobre el desierto o el gato rengo caminando por las calles.

En su mayoría, elenco es desconocido. Se ven algunas caras conocidas haciendo breves papeles (Ralph Fiennes, David Morse y Guy Pearce), cuya importancia es para conseguir lugares de exhibición en el mundo dado su naturaleza de independiente de la obra, y eso quizás le juega favor a su realizadora para potenciar lo que pretende mostrar, ya que no los asociamos a otros trabajos.

Una complicada película sobre un guion bien planteado y sin excesos que pretende revelar los significados de la guerra sin patriotismos ni mensajes morales ni golpes bajos. Una historia que será tenida más en cuenta en el futuro.

Comentario al margen: esta película iba a ser vista para ser comentada en la sección “Que se estrene, aunque sea en DVD” el año pasado, ni bien se estrenó en Estados Unidos por los muy buenos comentarios que había leído. Es bueno saber de la difusión que tuvo, aunque confieso que me da fastidio no haberlo hecho antes así tenía una especie de primicia. También la directora iba a aparecer en los informes de “Grandes directores ignorados”, ahora veré si es tenida en cuenta con ésta.