¡¡Felices 10 años, Blair Witch!!

Los noventas ya brillaban cinematográficamente por su independencia, aparte de la revolución tecnológica confirmada por los efectos especiales de Parque Jurasico (Jurassic Park, 1993) y la animación de Toy Story (Toy Story, 1995). A su vez se lanzaban herramientas que permitirían que hasta un principiante desarrollara sus películas amateur, como las filmadoras digitales y el software y hardware para la edición no lineal (montaje hecho en una pc) hogareña.

Es a finales de este periodo cuando ocurre una nueva explosión en la industria fuera del sistema de los grandes estudios, una nueva aunque no tan grande como la última generada por Tiempos Violentos (Pulp Fiction, 1994), de Quentin Tarantino, pero sí fue fuerte porque se diferenciaba por empleo de novedosos elementos que, para ese entonces, ya estaba al alcance de cualquiera, en pos de la difusión del largometraje.

Todo empezó cuando a principios de 1999 fue proyectada en el Festival de Sundance, creación de Robert Redford, El Proyecto Blair Witch (The Blair Witch Project, 1999) un documental falso al estilo Mondo (ver informe hecho relacionado) donde los planos era muy desprolijos, con mal encuadre y fuera de foco, pero con la excusa de que lo que se veía era lo filmado, en video analógico y 16 mm, por tres jóvenes estudiantes de cine cuando investigaban sobre el espíritu de una bruja y el posterior final de ellos.

En ese lugar, trampolín de talentos como Soderbegh y Tarantino, la joven distribuidora Artisan compró los derechos en una importante suma y gestó una campaña empleando a la Internet como método de difusión, algo muy económico a comparación de otros medios, y en coincidencia con la moda de comprar portales web por sumas grandiosas (se terminó rápidamente está época porque inversionistas se habían dado cuenta que no era negocio este tipo de transacciones). Al poco tiempo, todos hablaban de esta historia, se había convertido en algo tan popular que el” boca en boca” se había convertido en la otra vía publicitaria, una mucho más económica.

Cannes le abrió sus salas para la proyección, quizás también porque la cinta rememoraba a los clásicos de terror no explícitos como La mujer Pantera (Cat people, 1942) y Yo camine con un zombie (I walked with a zombie, 1943), ambas de Jacques Tourneur.

25.000 dolares habían sido invertidos para este estreno del viernes 16 de julio de ese año. Casi quince días después, el 30, deja de tener una difusión de las llamada “limitada”, algo común para independientes o extranjeras, y para pasar a tener una cantidad de salas digna de una producción de Hollywood.

Con semejante cantidad de salas, se preveía que iba a superar la barrera de los cien millones de dólares de recaudación, pues todos querían ver esos registros fílmicos de estos chicos aparentemente fallecidos, ignorando de una ley estadounidense que prohíbe la difusión de muertes o que en los créditos de cierren se indique el “escrita y dirigida por”.

La idea de la dupla Miryck-Sanchez batió el record de ser la independiente de mayor éxito en Estados Unidos, hasta el estreno de Mi gran casamiento griego (My big fat greek wedding, 2003), y en ser la más redituable, cinturón que aún conserva.

Lo que vino después fueron opiniones de quienes le gustó la película y de quienes no (quizás desilusionados porque creyeron que era de horror explicito y de narración común) y de quienes sabían de su falsedad como los que se “tragaron” el cuento de su realidad, algunos lo creen hasta; de actores, los mismos que improvisaban su labor según papelitos que le dejaban los directores una vez que se despertaban, que no podían conseguir trabajo porque se creía que estaban muertos (hasta para el portal de cine imdb.com); videojuegos; turismo en el ahora famoso pueblo de Blair al estilo Roswell con los extraterrestres; una secuela, ya más parecida a una de terror convencional pero con una introducción documental sobre los visitantes a raíz la increíble mentira; y premios como de mejor y peor película (el Razzie Award), algo que se asemejaba a las opiniones de los veedores.

Pero si uno pensaba en una prometedora carrera de los directores, fue por poco tiempo ya que sus siguientes estrenos, realizados en forma separada, no consiguieron proyección alguna en cine limitándose directamente en su país de origen al estreno en video y DVD, suerte que suele tener largometrajes de dudosa éxito más que nada por su calidad.

Pero, quizás, el verdadero triunfo de este ícono clásico del cine sea que años después de este film otras historias repiten su original formula narrativa. Estamos hablando de un listado que incluye a Cloverfield: Monstruo (cloverfield, 2008), producción del gran estudio Paramount.

En el informe de este blog, intitulado “Cine Voyeur”, se describen ciertas características que la diferencian de otras formas de contar como de géneros y subgéneros.