Todos los Jueves, con material renovado.

CINETICO dejará de salir por un tiempo...

... que depende del tiempo que me demandará recuperarme de la operación. Por favor, disculpen las molestias.



Goles de Messi, Porno, Comunismo, motores de Ford, estafa piramidal, Clarín miente, Rajoy en España, tsumamis y maremotos, la vida secreta del Papa, las relaciones con mi novia, Magic Johnson, Lady Gaga, Google +, Adobe CS5, ley SOPA y PIPA, tentaciones, Moscato y pizza, tendinitis, tengo sueño, poesía suburbana, morbo, Los Juegos Del Hambre (The Hunger Games), Chespirito, www.amazon.com, Ciccone, Adele son algunos de los temas que no encontrarán acá

jueves, 25 de junio de 2009

Unas palabras (o muchas) para homenajear a Doria

Si bien su imagen física era extravagante (por su usual boina negra y anteojos de lente oscura, su cara sin pómulos y su alta y flaca figura), sus historias cinematográficas no poseían una estética particular. Tampoco ofrecía las características llamadas “de autor”, los personajes de Esperando la carroza (1985) no se asemejan a sus pares de Darse cuenta (1984), pero sí poseía una herramienta que lo diferenciaba de entre sus pares, la dirección de actores.

Argentino nacido en el primer día de Noviembre de 1936 en Capital Federal, Doria hizo carrera en televisión y, desde sus primeros años, mostró su calidad en ciclos como Alta comedia, Papa Corazón y Pobre diabla. En 1974, estrena su primer largometraje, Proceso a la infamia (1974), pero no es hasta después del 30 de Agosto de 1984, meses después de la recuperación de la democracia argentina, cuando consigue su primer éxito de público con Darse cuenta, historia que contaba la relación entre un médico de hospital público (Luis Brandoni) y su joven paciente en grave estado (Dario Grandinetti).

A esta película, que con los años evidencia aún más sus metáforas a los hechos políticos que se vivían entonces, se le sumó al año siguiente Esperando la carroza, la comedia basada en una puesta teatral, éxito que fue creciendo con el paso del tiempo convirtiéndose en la película más popular de la cinematografía argentina, tanto que aún se exhibe por televisión abierta con excelentes índices de audiencia.

Ni bien se da a conocer Cien veces no debo (1990), una repetición de formulas empleadas de Esperando, pasa un tiempo sin realizar cine, y casi sin realizar televisión, vuelve para realizar el penúltimo corto de largometraje de varios realizadores 18-J (2004) que hace temática (y protesta) en el atentado terrorista a la entidad judía A. M. I. A. y luego estrena Las Manos (2006) sobre la historia real del sacerdote Mario Pantaleo y sus poderes sanadores, que consigue muy buena repercusión de crítica, público y premios. Luego de su ahora última obra, Don Alejandro prometía volver a ponerse tras las cámaras con la adaptación de la novela Tuya, de Claudia Piñeiro.

Lamentablemente, esto no podrá darse. Ahora será recordado por lo que hizo, se lo extrañará. No fue el mejor, pero sí su nombre era un claro sinónimo de respeto, que ahora se incrementará aún más con el correr de los años, como la fama (o las situaciones y/o frases) de Esperando

En un extra del Dvd de dicha película, manifestaba una opinión de los críticos, que los de cine decían que filmaba como si fuera televisión y los de televisión decían que filmaba como cine. Yo creo que lograba, aunque no claramente, una mixtura entre los dos formatos, aunque Esperando… (y otra vez la destaco) llegaba, me animo a decir, a poseer encuadres perfectos, como en una situación del comienzo donde un vacío del cuadro es rellenado, puede ser que sin querer, con el reflejo de los actores sobre la superficie de la heladera.

Gracias, Señor.

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