A F. P., GRACIAS.

Sé que prometí cosas para este número, pero es estoy dolido, me acabo de enterar que Fernando Peña, creo que el único ídolo mío (perdon al/los otro/s, si lo/s hay) de estos diez años, facellió hoy, miercoles, cerca de las 16.30.

Empecé primero a conocerlo por su voz cuando, anonimamente, hacía diferentes personajes para el programa de radio de Lalo Mir, Animal de radio, que se emitía por Rock And Pop y, luego, por su cuerpo, su mente y su enfermedad, el SIDA.

Aprendí, gracias a él, a reirme de mí mismo sobre todo cuando se burlaba de la muerte, esa persona tan odiada que le había puesto fecha de vencimiento y que él le esquivo varias veces con excelentes jugadas de Ajedrez para vivir como si no existiese esa preocupación.

Me cuesta, a un poco más de una hora de que se dé a conocer su deceso, escribir unas lineas, merecedoras por cierto, en señal clara de tributo. Por más que me lo haya encontrado en Amerika a principios de año y que le haya confesado admiración por él como de haberle dado una tarjeta de este blog a modo de devolución parcial por lo dado, tengo que hacerlo.

Uno lo podrá amar u odiar, pero no deja de ser una ser humano que pudo hacer lo que sentía y eso lo hace ser un verdadero artista.

Perdón por quienes esperan leer de cine, aunque actúo en Pura sangre (2006), pero sentí que debía hacer esto.

Para quienes no conozcan a Fernando Peña, pondré, ni bien salga en la web, el informe que mi programa favorito, Tvr, seguramente preparará para explicar quién fue "La Peña".

Perdón por mis estúpidas palabras. Seguro que se me ocurrirán más cosas para contar, pero, como se dice en Argentina, ya está.

Ya te extraño, Fernando.